Esperanza es una bella, glotona y servicial novicia de un convento de clausura, la cual fue criada allí desde niña, y cuya vida transcurre sin sobresaltos hasta que, luego de comer a hurtadillas unos extraños hongos que le regalaron unos indios de Oaxaca a una de las monjas, se transforma en una audaz y nada pudorosa mujer llamada Brenda quien, tras irrumpir en una fiesta en casa de una familia de alta sociedad, conoce a los acaudalados estudiantes universitarios Luis, Pablo, Alberto, Bernardo y Miguel, quien es el único del grupo que llama a Brenda como Domitila.

El sexteto, liderado por Brenda, no tarda en convertirse en una banda de delincuentes que cometen varias fechorías (que, en realidad, son más bien travesuras juveniles) por toda Ciudad de México hasta que deciden secuestrar a Salvador Montesinos, el presidente de la Asociación de Banqueros por lo que, a estas alturas, el comisionado de la Agencia Internacional de Vigilancia quiere apresar a toda costa a “la peligrosa subversiva” jefa de la banda mientras que, por otra parte, Miguel termina enamorándose de su compañera y descubre su doble personalidad hasta que, finalmente, los agentes de la AIV logran identificar a la novicia y se van al convento para tratar de apresarla.