En su búsqueda estética, parece interesarle en estos años el cuerpo humano como sombra para sus composiciones. Es algo que está presente en Un enano en el jardín, y muy especialmente en A través de las ruinas (1982) y El devenir de las piedras (1988).
Están los cuerpos, pero hay también gestos, movimientos, acciones… Simplemente que son fantasmas. Hay un concepto en la pintura taoísta en que la figura humana no es el centro de la representación. Es un elemento más dentro de la composición del paisaje, y la existencia de la Tierra. En El devenir de las piedras, la figura femenina aparece como arquetipo, se funde con el paisaje. Esta figura está siendo bañada por la última luz del sol, lo que transfigura su cuerpo y su mirada. Pasa lo mismo con el perro y los pájaros de S/T, son tratados también como personas.
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