Un errante y olvidado diplomático (Federico Luppi), destinado como cónsul en la remota Iquitos, recibe la visita de su hija (Elena Ballesteros) tras años sin verse. El padre a quien siempre idealizó ha encontrado reposo junto a una bella ex cabaretera (Paulina Gálvez) que lo sacó del alcoholismo, pero su hija no está dispuesta a compartirlo. Los celos la llevan a inmiscuirse en las pesquisas de un policía local (Gianfranco Brero) y un funcionario foráneo (Villanueva Cosse) sobre el paradero de un presunto refugiado político (Gastón Pauls) a cobijo del cónsul.